HERPETOS

HERPETOS
Los herpetos se dividen en dos clases diferentes (Amphibia y Reptilia). Sus ancestros estuvieron presentes en nuestro planeta durante el periodo Cámbrico de la era Paleozoica, hace aproximadamente 300 millones de años. Los primeros anfibios, como los conocemos hoy, aparecieron durante el periodo Triasico temprano de la era Mesozoica, hace alrededor de 230 millones de años, mientras que ya había reptiles desde el periodo Pérmico de la era Paleozoica, hace 250 millones de años. Esto nos demuestra que los reptiles no descienden de los anfibios, sino que a partir de un ancestro común de los tetrápodos que surgió en el periodo Devónico de la era Paleozoica hace uno 350 millones de años, evolucionaron dos grupos: uno que depende del medio acuático, los anfibios y otro que se independizó del agua para vivir, los reptiles. Ambos grupos están adaptados de diferente forma para vivir y reproducirse (Rodríguez-Schettino y Chamizo Lara, 2003).

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ANFIBIOS 



Colombia es considerada como el país más rico en especies de anfibios en el mundo. De las 4.300 especies registradas en el planeta, Colombia presenta un total de 669, distribuidas en 621 especies de anuros (pertenecientes a 68 géneros y 9 familias), 17 de salamandras y 31 de caecílidos (Acosta – Galvis, 2000). Por otra parte, entre las regiones de Colombia con mayor aporte a la diversidad de anuros está la Cordillera Central, con 121 especies (Lynch et al. 1997), y dentro de esta se localiza el municipio de Ibagué, en el cual se han reportado 6 familias con 35 especies, de las cuales 4 especies son posiblemente nuevas (Bernal et al. 2002), de esta forma se destacan las notables contribuciones que hace el departamento del Tolima, lo cual hace necesario estudiar las poblaciones locales, y establecer patrones comparativos que permitan de alguna manera su caracterización. Los anfibios son un grupo de animales bastante particulares en los vertebrados. El nombre de la clase significa vida doble, lo que indica una de sus características especiales, que la mayor parte de las especies vivientes habitan principalmente en agua dulce y parcialmente en tierra. Esta dualidad en su hábitat refleja la posición intermedia de este grupo entre otras clases de vertebrados; los peces y los reptiles. Los peces de hábitat acuático y los reptiles principalmente terrestres (Crump, 1979).

Desde la perspectiva evolutiva, los anfibios se originaron de unos peces óseos primitivo conocidos como Crosopterigios durante el periodo Devónico, hace aproximadamente 350 millones de años y fueron el primer grupo de vertebrados en lograr la transición de una vida exclusivamente acuática a una vida semiterrestre. Esta transición ha sido tan importante que si los anfibios no la hubieran hecho, la evolución de los vertebrados superiores no hubiera sido posible, ya que a partir de un grupo primitivo de anfibios denominados Laberintodontos, se originaron los reptiles y de estos se derivaron las aves y mamíferos (Duellman y Trueb,1986). La transición de agua a la tierra, requirió grandes modificaciones corporales, entre ellas: el desarrollo de patas para sostén y locomoción en tierra, cambios en la piel 619 para permitir la exposición al aire, la sustitución de branquias a pulmones y con ellos los cambios circulatorios para poder realizar la respiración pulmonar. Estas modificaciones se presentaron en los anfibios con lo cual se dio un gran avance hacia la vida terrestre. Sin embargo, los anfibios no lograron una vida exclusivamente terrestre ya que entre sus ajustes adaptativos no presentaron un huevo protegido contra la pérdida de agua y que se pudiera desarrollar en un medio seco. Es decir, por su modo reproductivo y además por las características de su piel mucosa sin escamas, los anfibios quedaron dependiendo en algún momento de su vida de fuentes o de agua o de considerables niveles de humedad para su superviviencia (Castro, 1991).



REPTILES


En el mundo se han registrado cerca de 8000 especies de reptiles, Colombia está entre los países con mayor riqueza en ellos, con un poco más de 500 especies descritas y numerosas por describir, especialmente en el grupo de las serpientes y lagartos; tiene el mayor número de especies de tortugas de América del Sur junto con Brasil y de cocodrilos con Venezuela (Castaño-Mora, 2002). La forma de los organismos vivos tiene gran importancia desde el punto de vista de su adaptación al medio donde habitan. La impresionante variedad de formas de los reptiles les ha permitido conquistar todos los ambientes terrestres y acuáticos desde tiempos tan remotos como la era Paleozoica, hace alrededor de 250 millones de años.

Los fósiles encontrados muestran una diversidad mayor en las especies extintas que en las que viven en la actualidad (Rodríguez-Schettino y Chamizo Lara, 2003). Exceptuando las tortugas, los reptiles han sido tradicionalmente el grupo de vertebrados que mas rechazo causa a las personas. A su alrededor se construyen toda clase de fantasías perturbadas por el desconocimiento acerca de su verdadera naturaleza y del importante papel que juegan en los ecosistemas. Hoy se sabe que gracias a su ecotermia o capacidad de utilizar la energía solar para la mayor parte de sus procesos vitales, un reptil típico usa solo un pequeño porcentaje de la energía que usaría un mamífero del mismo tamaño, por lo tanto su demanda de alimento es considerablemente menor y es más eficiente en transformar la energía de los alimentos en tejido corporal o invertirla en la reproducción. Por estas razones un reptil o un anfibio en cuanto a su mantenimiento pueden considerarse reservorios de energía muy baratos ecológicamente (Castaño-Mora, 2002). La coloración es de gran importancia para la comunicación entre los reptiles y se debe a la acción de dos tipos de células de la piel: los melanocitos, que producen un pigmento negro llamado melanina y los cromatóforos, que llevan pigmentos pardos, rojos, azules, amarillos o anaranjados. De la combinación de estos pigmentos 620 cuando son liberados por las células dependerán los colores de cada una de las especies. Aunque en los reptiles predominan los colores pardos y verdes, hay multitud de combinaciones que forman manchas, listas y bandas sobre las distintas partes de la cabeza, el cuerpo y la cola, y determina la coloración específica e individual de cada reptil (Rodríguez-Schettino y Chamizo Lara, 2003). El órgano de la visión está muy bien desarrollado en los reptiles, de ahí que las formas y colores son muy importantes en su vida como medio de reconocer a los miembros de su misma especie y de otras, tanto las que son su fuente de alimento como sus enemigas. Los reptiles que viven en la actualidad tienen muchas variaciones en sus formas pero se pueden distinguir cuatro grandes grupos: el orden Rhincocephalia, el orden Chelonia, el orden Crocodylia y el orden Squamata (Rodríguez-Schettino y Chamizo Lara, 2003). En Colombia los tres últimos grupos están presentes. Otra característica importante para la supervivencia de los reptiles es la metacrosis. Este fenómeno consiste en el cambio de color o de los tonos de un mismo color de una especie a partir de estímulos externos, como son las variaciones de luz o de temperatura ambiental; o también internos, como la presencia del sexo opuesto, la lucha entre machos, o los cambios de temperatura corporal. Se puede producir también cuando un reptil se traslada de un lugar a otro con colores diferentes (Rodríguez-Schettino y Chamizo-Lara, 2003).

Los cuerpos de los Chelonios (Tortugas) están incluidos dentro de dos placas óseas cubiertas de escamas que se asemejan a grandes conchas, la superior o carapacho y la inferior o plastrón (Rodríguez-Schettino y Chamizo Lara, 2003). El rostro termina en forma de pico y no lleva dientes. Las formas corporales varían entre especies y van desde carapachos abombados hasta algunos muy planos, también sus extremidades presentan diferencias y se encuentran algunas como las especies marinas que presentan sus extremidades a manera de remo. Los Crocodilios (Cocodrilos, Alligatores y Gaviales) son notablemente diferentes de los Chelonios. Están cubiertos de placas epidérmicas gruesas a modo de quillas denominadas escudetes; sus extremidades son cortas en relación con el cuerpo y la cola muy fuerte. La cabeza, alargada en forma de hocico, presenta dientes cónicos y afilados en el maxilar y las mandíbulas, lo que garantiza la captura de peces, mamíferos y aves (Rodríguez-Schettino y Chamizo-Lara, 2003). El tercer grupo es mucho más diverso en cuanto a forma y número de especies: incluye los lagartos y las serpientes, cubiertos de escamas de diferentes formas y tamaños. Sus extremidades pueden ser desde largas con cinco dedos, hasta reducidas como vestigios o no tenerlas (Rodríguez-Schettino y Chamizo Lara, 2003).






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